En el ala Neroazzurra de Milan, sólo se habla de los problemas del moreno Balotelli. Mientras tanto, en la cancha, el Inter le ganó 3-1 a la Atalanta y quien volvió a sacar las papas del fuego fue Milito. Ya lleva 20 gritos. Su equipo le sacó dos puntos de ventaja a la Roma, que juega mañana. ¿Se habrá convencido definitivamente Maradona, no?

Fue raro por donde se lo quiera ver. A los 5', en San Siro, gracias al pelado Tiribocchi, el tanque de la Atalanta, Mourinho parecía perder su invicto todoterreno (portugués-inglés-italiano) como local. Bah, puro espejismo. Llegó un bochazo largo, una pifia defensiva y, cuando no, el gol nuestro de cada día, el gol de Diego Milito, quien aprovechó la salida a media tinta del arquero Coppola para poner de emboquillada el empate parcial 1-1. Fue el único momento de cordura en un partido que pintó feo y terminó de fiesta. Fiesta con muchas sorpresas.
Fue un keniata, un tal Mc Donald Mariga, volante ofensivo ex Parma y el fútbol sueco, quien marcó el gol del triunfo. Y fue Chivú, un rumano que verá el Mundial por televisión a pesar de ser el capitán de su selección y que tuvo su cuarto de hora en Roma, quien cerró el sport y relajó a la tropa (más allá de los 90' inmodificables de Zanetti, los 89' del delantero, los 26' aportados por Cambiasso desde el banco y por la suplencia de Samuel) de cara a la revancha de la semi de Champions ante Barcelona.
Diego tiene gol. Los Diegos tienen gol. ¿A quién le importará en la Argentina al polémico Balotelli?
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